tensión en el Gobierno por la salida de Gerardo Werthein
Un funcionario destacado afirmó que la renuncia de un ministro clave debería haber sucedido antes de las elecciones, específicamente el lunes. La Casa Rosada sostiene que fue el propio Gerardo Werthein quien hizo pública su intención de dejar la Cancillería el 27 de octubre, buscando así respaldo presidencial. Sin embargo, según dicen, ese intento de presión hacia Javier Milei no funcionó.
Desde el entorno del Presidente, se da a entender que Werthein era un ministro resistido tanto por su Gabinete como por figuras importantes, como Karina Milei y Santiago Caputo. Su desempeño como Canciller había estado bajo el escrutinio, especialmente desde que se falló en conseguir esa foto icónica entre Milei y Donald Trump en Mar-a-Lago, que tanto se había prometido.
Desde Balcarce 50, también se comentó que Werthein intentaba influir sobre el Presidente para conseguir apoyo específico, lo que terminó deteriorando su relación con Milei.
La renuncia de Gerardo Werthein y el enojo en Casa Rosada
La renuncia de Werthein no solo sorprendió, sino que también causó un gran malestar en la Casa Rosada. Su figura era considerada necesaria para mantener la relación con Estados Unidos, pero su salida sugiere que su papel ya no era tan fundamental. Fuentes del Gobierno indicaron que la relación bilateral había evolucionado por caminos que no dependían de él y que su cercanía al Partido Demócrata no era vista con buenos ojos por la administración de Trump.
Lo curioso es que su renuncia se produjo justo en medio de cruciales negociaciones para un acuerdo comercial con Estados Unidos, algo que se considera vital para la estabilidad económica argentina. Este timing generó aún más descontento dentro del Gobierno libertario.
La partida de Werthein no solo afecta al Ministerio de Relaciones Exteriores, sino que también inicia lo que se podría llamar un “operativo de control de daños” con el Círculo Rojo. Es importante recordar que el exministro no solo actuaba como Canciller; también era un puente directo con el establishment empresarial que rodea a Milei.
Por eso, nadie quiere tener a Werthein en desacuerdo con el Gobierno. Las repercusiones de su salida pueden ser profundas y tocar muchos aspectos de la gestión actual.